Al proponer el término "intrahistoriografía" no fue nuestra intención contribuir a una posible inflación terminológica, sino designar de una forma transparente el intento de sacar a la luz la historia particular de los autores de los textos y de sus receptores, pero no a grandes rasgos, sino de forma minuciosa [...]. En cierto modo, en este blog arrojamos datos que algún día serán objeto de estudio intrahistoriográfico pues, independientemente de la mayor o menor repercusión que el término o nuestra propia actividad tenga o pueda tener, no hay que olvidar que uno de los requisitos básicos de la HL es la exhaustividad cuando se bucea en el pasado.
En el término "intrahistoriografía" se adivina fácilmente la referencia intertextual al célebre término "intrahistoria" acuñado por Miguel de Unamuno para designar "la vida tradicional que sirve de fondo permanente a la historia cambiante y visible" (DRAE 2001). Unamuno puso de manifiesto la diferencia entre la gran cultura y la pequeña cultura, la necesidad de conocer (y reconocer) el día a día de todos aquellos que formaron parte de la historia pero no son recordados en ningún manual. Así entendemos la intrahistoriografía.
Al hilo de la investigación que el propio Esteban Montoro ha realizado en el seno del proyecto ANAGRAMA, descubrió un texto gramatical de cierto interés escrito por Antonio Cervera y Royo, formador de maestros valenciano.
Feliz coincidencia, en su presentación del 18 Hispanistentag ("Más allá de las aulas: saberes gramaticales pensados para opositores") le escuchó Carmen Rodríguez Gonzalo, de la Universitat de València, quien casualmente conocía a la bisnieta de nuestro gramático, Victoria Cervera, y ha tenido la amabilidad de propiciar un encuentro entre nosotros.
Si ya antes nos interesaba la producción lingüística de este autor, gracias a nuestra entrevista con Victoria hemos podido descubrir al hombre que hubo detrás de dicha producción: padre de un maestro republicano y, antes que eso, director de la banda musical de Requena. Y todo ello ha sido fruto de la inesperada pero feliz conjunción de hechos aislados que de repente ha dotado de sentido colectivo a toda esta historia: en la última década de su vida, Manuel Cervera Pomer, nieto de Antonio y padre de Victoria, ocupó el tiempo que le brindaba su merecida jubilación en un afanoso trabajo de recopilación de toda suerte de documentos que trataran sobre su abuelo Antonio, labor que le hizo incluso desplazarse a varias ciudades españolas para consultar archivos históricos y bibliotecas. A su muerte, sus hijos decidieron que tan ingente trabajo no fuera en vano y decidieron depositar toda esa documentación en el Archivo José Luis Borbollá de Valencia, donde se encuentra en la actualidad en proceso de organización.
Durante nuestro encuentro, Victoria nos relató esta y otras historias relacionadas con su familia, asombrada aún por el interés que esos muchos papeles que su padre se dedicó a allegar, ante la sorpresa e incluso preocupación de sus hijos, de repente encontraran una utilidad inmediata a través de dos investigadores a los que no conocía de nada y que, gracias a todo ello, podrán arrojar luz sobre este gramático, su contexto y su obra.
Feliz coincidencia, en su presentación del 18 Hispanistentag ("Más allá de las aulas: saberes gramaticales pensados para opositores") le escuchó Carmen Rodríguez Gonzalo, de la Universitat de València, quien casualmente conocía a la bisnieta de nuestro gramático, Victoria Cervera, y ha tenido la amabilidad de propiciar un encuentro entre nosotros.
Si ya antes nos interesaba la producción lingüística de este autor, gracias a nuestra entrevista con Victoria hemos podido descubrir al hombre que hubo detrás de dicha producción: padre de un maestro republicano y, antes que eso, director de la banda musical de Requena. Y todo ello ha sido fruto de la inesperada pero feliz conjunción de hechos aislados que de repente ha dotado de sentido colectivo a toda esta historia: en la última década de su vida, Manuel Cervera Pomer, nieto de Antonio y padre de Victoria, ocupó el tiempo que le brindaba su merecida jubilación en un afanoso trabajo de recopilación de toda suerte de documentos que trataran sobre su abuelo Antonio, labor que le hizo incluso desplazarse a varias ciudades españolas para consultar archivos históricos y bibliotecas. A su muerte, sus hijos decidieron que tan ingente trabajo no fuera en vano y decidieron depositar toda esa documentación en el Archivo José Luis Borbollá de Valencia, donde se encuentra en la actualidad en proceso de organización.
De derecha a izquierda: Carmen Rodríguez Gonzalo, Victoria Cervera, Mª José García Folgado y Esteban Montoro del Arco |
MJGF y ETMA
Qué interesante el encuentro. Enhorabuena por las pesquisas y a la familia del autor por honrar su esfuerzo a través de la recompensa tenaz de la memoria.
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