No sorprendo a nadie si afirmo que internet es una herramienta fundamental para la investigación histórica. El acceso a los datos es automático, si bien muchas de las fuentes no presentan legitimidad absoluta. En el caso de los que nos dedicamos a la Historiografía Lingüística, herramientas como Google Libros suponen una auténtica mina, amén del trabajo de digitalización de fondos que universidades, bibliotecas e instituciones varias están llevando a cabo (dad una vuelta, por ejemplo, por la biblioteca digital de la Universidad de Nuevo León, donde podéis encontrar auténticas preciosidades).
Google Libros es especialmente interesante por diversos motivos. En primer lugar, están asociados con bibliotecas de prestigio de todo el mundo para incluir sus colecciones en la Búsqueda de libros. Si los libros del Proyecto para bibliotecas están protegidos por derechos de autor, los resultados de la búsqueda son como un catálogo de fichas: se muestra información sobre el libro y, generalmente, algunos fragmentos de texto con el término de la búsqueda en contexto. Si los libros del Proyecto para bibliotecas no están protegidos por derechos de autor, se puede leer y descargar todo el libro (más información). En segundo lugar, se facilita el trabajo al incorporar un motor de búsquedas por el interior de los textos. Esto es, pongamos que me interesa encontrar referencias al análisis lógico en el periodo 1800-1850; entro en Libros, búsqueda avanzada y realizo la búsqueda con los parámetros establecidos. Claro, sale paja a montones y hay que andar rebuscando, seleccionando, a veces no te deja acceder a la obra (no hay vista previa o es vista de fragmentos); pero toda la información que puedes reunir en una sola búsqueda es impresionante.
Además, te permite guardar libros en una biblioteca personal y clasificarlos por categorías; o, si lo prefieres, puedes descargar los libros a tu ordenador en PDF o EPUB (para e-reader).
¿Digo obviedades? Probablemente. Lo que me interesa es otra cosa. Google quiere crear un programa de investigación cooperativa sobre informática aplicada a las Humanidades utilizando el corpus de Google Libros. Por ello, se ha dirigido a las bibliotecas que colaboran en este proyecto para aceptar propuestas de investigadores procedentes de estas instituciones. Las disciplinas de interés incluyen Lingüística y la financiación no es nada desdeñable (más información)
Hay hasta el 15 de abril para presentar propuestas, por si alguien se anima...
MJ
martes, 30 de marzo de 2010
lunes, 29 de marzo de 2010
Tomás Ximénez de Embún y Val
(Zaragoza 1843-1924)
He encontrado dos textos interesantes de este autor. El primero llama la atención de los obsesos del canon (como el Dr. Zamorano y yo misma) por su título: Canon gramatical vigente en el siglo de oro del idioma español(1899, 2ª ed.). No se trata de una obra de HL, realmente, sino un tratado de historia de la lengua:
Para el estudio de nuestro idioma no se ha hecho aplicación del método histórico en la medida y forma que se debiera; de aquí la deficiencia de su conocimiento que tanto se echa de ver en las obras más notables de lingüística española que en nuestro tiempo han salido a la luz (1899: 3).
El Preliminar constituye una crítica amplia de las obras decimonónicas que han abordado (o que no lo han hecho) el estudio histórico del castellano; los sabrosos comentarios, por ejemplo, sobre los anotadores del Quijote o la censura a la Academia por descuidar este aspecto.
El cuerpo del texto se desarrolla como una gramática histórica que busca resaltar las diferencias entre los usos de los siglos XVI y XVII y el uso actual. Para ello, utiliza un corpus amplio de textos literarios de esos siglos, así como referencias constantes a textos gramaticales del momento (Salvá, la Academia, Clemencín, etc.), tanto para añadir información como para criticar sus desaciertos. No olvida, sin embargo, los textos clásicos (Nebrija, Patón, Villar) a los que remite como ampliación o consulta (v. gr. 1899: 24, nota).
Su objeto queda claro en el Preliminar:
[...] presentamos, aunque en bosquejo sucinto, una muestra evidente de que la transformación sufrida por la gramática no se circunscribía á algunos casos particulares; sino que afectaba á todos sus accidentes, partes y manifestaciones en general (1899: 10).
Para terminar: de todo cuanto acabamos de exponer bien claramente se desprende á donde nuestras aspiraciones se encaminan: á dar á conocer á la hermosa lengua española en el periodo más brillante de su vida: preparar para el estudio de los clásicos, facilitando su inteligencia sin necesidad de notas ni comentarios; y, por último, establecer la crítica gramatical para en lo por venir, sobre una sólida y amplia base, en completa armonia con las leyes de la justicia y de la verdad (1899: 10-11).
No os perdáis la bibliografía, que es una belleza en la que se entremezclan los textos literarios con los lingüísticos.
MJ
[Continuará]
jueves, 18 de marzo de 2010
Sobre Arnauld y Lancelot en España
Mucho se ha dicho sobre la GGR y su influencia, especialmente en San Pedro (1769). Puro cuento, como ya sabéis. San Pedro leyó a Lancelot, pero su gramática latina. La influencia de la GGR está matizada por la mano de Restaut (1717). El P. Zamora tradujo la obra hacia 1780 (un poco antes quizás), aunque nunca se publicó, y se localizan matices, definiciones, conceptos, etc. achacables a la obra de los de Port-Royal durante todo el final del XVIII. Sobre la propia GGR me gusta mucho la tesis de Laborda, que está en red (pincha aquí)
Esta semana he localizado una edición del Arte de Pensar de 1759, una preciosidad, como podéis ver en la imagen.
MJGF
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